Comida devorada

Número de almas que pasan.




lunes, 1 de febrero de 2010

20 (El que habla con los ojos, puede Rezar con la mirada)


De vuelos y sangres nuevas
nace un show de miradas otoñales,
de miradas que secan sus hojas,
de miradas que cambian de color,
de miradas que se desintegran por el frío
y con el frío,
perfuman el ambiente con sus alas puras
y su geografía dolorosa se sana
en el endurecer del silencio y las lágrimas.
Se juntaron entre yerba y agua
de una cálida mañana,
un ángel y un hombre,
con letras de amargura
y el consuelo improvisado del amor.
En ese encuentro,
hubo un prejuicio melódico
tan perceptible y audaz
que hasta el más tonto podría notar.
Para los que ya estamos acostumbrados
a que lloren nuestros besos,
bajo las piedras negras del conocimiento
empezamos a mirarnos,
a tocarnos y a hacer el amor por las noches.
Las nubes sobre nuestra saliva,
la neblina en la razón,
en las raíces un cortadura
y en el sentir, la entrega divina.
"En la cama pareces gato con frío"
me dijo mientras me desvestía,
es que tiemblo porque me asusta tu presencia
delante de mí,
a mi lado,
cuando estás detrás parece que moriré.
Esas son las condiciones para abrazarte creo.
"Quizá mañana volveré".
¿Cómo olvidar eso?
¿Cómo puede morirse la esperanza?
¿Cómo puedes no quitarme el sueño?
Yo sabía que él volvería,
y ahora cada noche; volamos por las afueras de mi casa.
A mamá no le gusta que me vaya con él,
quizá cuando tenga mejores pechos entienda porque me enamoré.
Está bien, me quedaré aquí,
y sonreiré escuchando pájaros
y viendo un jardín violeta
que ni siquiera sé si es violeta,
no te asustes si me ves gritar,
te estoy llamando, toma mi mano y llévame contigo.





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