Comida devorada

Número de almas que pasan.




miércoles, 9 de junio de 2010

86 (En el espacio que dejaste hoy, escribo)

Las líneas de jardín vuelven a mi mente, tengo lugar para asumirlo, pero no sé si la valentía para hacerlo, huelo alguna colonia, ésto de los olores me está empezando a molestar, son como recuerdos que no recuerdo, son como la diferencia abismal entre saber y creer, masticando la lengua para no hablar de lo que huelo y escaparse del placer que recordarlo me produce.
Rara vez mi teclado es negro, rara vez la ventana está cerrada, pero tú siempre me miras y me respondes de negro, siempre cerramos la ventaba y montaña de cosas nos perdemos diciendo "No" o diciendo "Sí". Sin embargo las palabras no dejan de ser un puente, significativas y audaces, no dejan de serlo cuando escribes y escribimos, cuando nos escribimos o le escribimos, cuando prometemos escribir, cuando decimos que escribimos, cuando queremos escribirnos, y aún con un monólogo de cosas podemos vernos y abrir la ventana. Grandes pérdidas son los grandes encuentros. No sé que quiero hacer, pero sé que voy a Servirte; no sé que voy a hacer, pero pierdo y se sube el telón. También cuando nos miramos ¿No? Y te sonrío aunque no me mires más.

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