Descálzate en tu oscuridad y trata de entender la parte colectiva de este asunto Kaya.
Las quejas no sirven en momentos como estos, lo que molesta se hecha atrás, se esfuma, se va y aunque a veces vuelva y vuelve, la música que escuchamos se puede transformar en alguna fina y luminosa melodía. No nos olvidemos que ésto es eterno y todo el tiempo elegimos dejar de vivir en lo temporal, podemos comprender el cansancio que interfiere nuestro espacio consecuente de cada palabra basada en una intención particular, específica y enriquecedora para el emisor, lo comprendemos, tratamos de asumirlo y callamos. Ese fino silencio determina una elección en particular, nada visible ni obvia, pero específica. Ligados a ella, manteniéndola, se desatan variantes receptores de luz y de oscuridad, dependientes del temblor de la fe, de la valentía, del amor. Agacha tu cabeza pero levántala, no huyas. Firme. Queréis, falta el paso.
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