Hoy no quiero hablar de escalofríos,
sentir ese hilo helante casi hasta la médula
ya es francamente natural,
es petróleo para mis salidas
combustible para cada acto de voluntad,
fuerza nacesaria antes de cada acción,
me permite soltarme,
conocer lo que es realmente el malestar del sufrimiento,
nada físico esta vez.
Heridas incrustadas en extensas melodías despaviladas.
Como el frío perfeccionismo de los negocios
y el martirio encandilante de cada noche
sale agua de los recuerdos que aún siguen con vida,
gritan ¡EL SIGUIENTE!
y ahí estoy otra vez, desnuda,
gimiendo por el dolor de diversos artilugios,
que son, efectivamente, para lastimarme/nos.
Mentes pervertidas de sonrisas funerarias,
siempre les encanto, en medio de su dureza,
vernos así, pudorosas y heridas, arrepentidas, agitadas,
quemaduras de hielo constantemente,
aroma y polvo,
inocencia interrumpida, para siempre y hasta siempre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario