Empiezo así.
El estéril comentario de tu mirada, aunque no te mire, me dijo otra cosa, quizá sea yo la del problema, seguramente. Pero me someto a no discutir con nadie para no crear pequeñas confusiones convulsionadas por el prejuicio. Puedo aceptar que vengas a abrazarme después de cuarenta días sin hablarme, pero qué importa. Aquí no te oigo, no te veo despertar, no siento tu hambre, sólo te miro, pero observo...
Luego diré que durante un tiempo algunos quedaron silenciosos, a ti que te gusta reír te causará gracia, después soy yo la que uso la risa como mecanismo de defensa... Bueno, mejor no comentar.
Apoyo lo que decía Teresa de algún lugar llamado Kolkata o Kolikata, y te espero, porque sos libre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario