Comida devorada

Número de almas que pasan.




domingo, 4 de abril de 2010

58 SABADO

Esperamos contra toda esperanza.
Al no dormir casi nada, me quedé inmóvil mirándote, Jesús estarías abajo para esas horas.
El día no podía estar de otra manera, el viento soplaba, había olor a invierno, las nubes reinaban nuestras miradas, nadie caminando por la calle. Nos dividimos para hacer las actividades del día, algunos irían al centro, otros al hospital y nosotros a un Asilo.
Viviendo la tristeza de muchas maneras, acompañados por María Santísima para poder dar esperanza a los anfitriones y para compartir su sufrimiento acompañados por la Cruz de Cristo, regalamos sonrisas, cantos, aplausos, miradas, interés y nos fuimos de allí.
Dios, tú sólo sabes el esfuerzo que hago. Cristo mi Salvador, Tu pecho es mi hogar.
Volvemos a encontrarnos esta tarde, damos vueltas por el centro mostrando lo felices que somos, siguiendo a Cristo, junto a María. Las personas nos miran, algunos nos sonríen, me pregunto que pensarán, que le dirán a sus manos, a su vientre, a su sangre, nos miran como si estuviéramos en el sector de no fumadores y ellos quisiesen aspirar el humo de sus comidas, de su vida, de su café, de sus sueños, de su tristeza solos. Qué raro, alguna vez también quise estar en ese sector. Aumenta la frecuencia cardíaca, éste será un día largo, pienso.
Todavía no me acerco a la Resurrección, mejor me limito a vivir el día, a buscarte Jesús, sin respuesta.
Los chicos cantan felices, tiran sus pañuelos, saltan, hablan por megáfono, Pascua joven está. Parece que yo también estoy allí saltando, pero, mi único amigo, mi amante, el que me hace el amor por las noches, todavía no ha aparecido, mi silencio es eterno, sí, de esa eternidad estoy hablando.
En este tiempo libre, tomaré tu mano.
Sigue María, Ven María, siéntate. Vuelves a mi lado, ahora no me siento tan sola... Pero lloramos.
Después de las charlas me iré con los Carismáticos. No puedo perderme el grupo de Oración. Temprano escribo esto.
Vuelvo al refugio, mi hermano se va a Bautizar, ¿Acaso mi alegría puede explicarse? Creo que jamás estuve tan tranquila como lo estoy, vemos los frutos, todos aceptamos su decisión.
Vamos a resucitar.

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