Fragmento (-09-)
Escuchaban cada sonido dejándose infuenciar por él siendo parte de su estructura. Cada movimiento consecuente se desfiguraba con la Cruz.Estaban en sillas de cristal que alojan una sensación reprimida. Mochilas de plomo como flotador en un río de obligaciones. ¿Qué es lo que queda? Mis pestañas se quiebran, mi nariz se congela, mi garganta se seca, mi amor se despide.
Miles de pequeños agujeros, vacío.
Fragmento (27-10.09)
Quiero que duermas.
Teniendo siempre la guardia alta, el guerrero no se caía ni se derrumbaba, no había acontecimiento que valga ni traición existente que a él lo derrumbasen.
Ellos piensan que uno sufre verdaderamente cuando su cara no refleja felicidad, pero era evidente el sufrimiento del guerrero, del boxeador, del Santo, más allá de sus expresiones faciales. Él muere.
Todo aprendió a soportarlo, es tan duro como transparente y tan blando como impenetrable, es un equilibrio.
Demos todo para que no baje la guardia.
Cambiemos:
Papá I
Ya salió el tren a Berutti.
Los ojos apenas se llenaron de lágrimas cuando el ruido de la libertad que se apareció como un romance entre el soy y seré, buscan, saben mi destino, se mezclan con las ganas, descansan de mi mente saturada, eso dicta mi inquietante ansiedad.
No todo se transforma en delirio,
la cuenta ya instalada de conciencia jamás la perderé.
Ahora la lucha trata sobre como sin tus brazos abriéndose a mí cada día
como refugiando mis más dolorosos estigmas, va a llegar el sudoroso ya conocido dolor.
Papá II
Al don pirulero, cada cual atiende su juego, dijo papá, y la prenda se convierte en eterna.
El intento de convicción es fuerte, pero se debilita cuando algo falta y no sabes qué mierda es.
Quiero desatar el nudo de mi espalda, ¡Pero carajo! no lo puedo ver, mis hombros me tapan, ¿Cómo hago? A ver en el espejo, no lo veo, mierda.
Agudiza el oído, la bronca y aparece el pendejo llorando. ¡Qué hincha pelotas! ¡Ya estás grande!
La puta que lo parió, que vergüenza que me da que me digan o vean así, no, no, no, tengo que madurar.
Ya está, me olvidé. ¿Y mañana? Mañana será otro día.
Papá III
Cae el desierto sobre mí, mis ojos se empalidecen y se ponen al rojo vivo.
Mi mente llora desesperanza y el dolor del alma es cada vez más intenso.
El alejamiento ya es insoportable, ya solo no puedo estar decayendo, estoy.
No puedo parar, mis fantasías las hago realidad y eso perturba mi vida.
Señor ayudame.
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