Inventar un sistema impreciso, un sistema ineficaz, hacer de los sueños un vicio y de los movimientos una condición insoportable e irreal y destructiva e infiltrada en las manos débiles de los malvados que se encuentran frente a un dilema, un acontecimiento en el que es obligatorio elegir, pero elegir aún contra lo que se siente, contra las sensaciones y la intención, el dilema que tartamudea en los espacios llenos de un control siniestro porque sí porque el fracaso tuvo antes un dilema y por eso la renuncia es que si a veces hay que elegir otra cosa diferente a lo que uno quiere, también es necesario renunciar a eso y más penas que hacen memoria a las ganas de ofrecer el golpe, ganas condicionadas y masoquistas que alguna vez se quisieron. Como un beso que una boca preparó, está preparado, ándale, hay besos permanentes corazón.
Pero recorrimos lo perpetuo y el maloliente camino de la insistencia y de la gente que no entiende esa que nos hecha a patadas de lugares públicos que nos saca de una altura inimaginable que nos quiere guiar sin saber siquiera por dónde va, esa gente, comiendo tierra aún cuando hay clima lluvioso y mirando computadoras de cristal y anillos de oro que reflejan sus caras y traspasan las semillas con un par de palabritas vacías, con barro y barro.
¿Y? ¿Cuál es tu dilema?
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