Comida devorada

Número de almas que pasan.




jueves, 11 de noviembre de 2010

ímpetu...

Mi silencio invade tu experiencia, deberíamos vivirlo juntos y decides que no esté.
Infinito cantar sigue siendo tu camino, sin visibles limitaciones ni melodías exageradas que se oyen al compás de un deseo cuyo narrador interfiere en los acordes sueltos de tu falange y siendo tu vientre el que me camina por la cabeza mejor quédate con este viento que se anticipa a tus pensamientos bonitos, a tu fugaz cambio de ánimo y a mi tolerancia casi resignada pero en pie todavía.
Quiero un contacto irreversible con tu espíritu, que lo sientas como una liberación y una entrega puramente inconsciente y auténtica. Quiero complementarme con tu mugre con el detalle de tu ira sublimada pero revolucionada luego de la muerte. Y que me mires callado, con ceguera mental pegada al cielo, con el dedo intacto y extendido al indicar al camino, con la foto de nuestros códigos inolvidables que reflejan la claridad de tu sinceridad, de la soltura de tu cabeza y de tu dolor muerto y olvidado. Hoy y mañana el ímpetu de las palabras por segunda vez define y da ejemplos de nuestro mutuo amor, las miradas otra vez irreversibles y la sincera búsqueda de la perseverancia reinan mis días.

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